Todos los aficionados al ciclismo recordamos aquel trágico 15 de febrero de 2001, en el que nos sorprendía la noticia de que Javier y Ricardo Otxoa, gemelos y ambos corredores del Kelme, habían sido arrollados en una carretera malagueña mientras entrenaban. Javier resultaba herido de gravedad y se debatía entre la vida y la muerte, peor suerte corrió su hermano que falleció casi en el acto. Tras una larga lucha este bravo corredor volvío a coger una bicicleta para dedicarse a lo que más le gusta, llevando en la memoria a su hermano muy presente.
Su mayor truinfo como profesional todos lo recordamos, fue en Hautacam, el día que Armstrong sentenció su segundo Tour, y con un sufrimiento casi agónico pero que mereció sin duda la pena. Lo que si que es una lástima es que tras el accidente Javier no recuerda absolutamente nada de aquel día, solo le quedan fotos, vídeos, el trofeo e incluso el maillot de la montaña que vistió alos cuatro días posteriores, pero ningún recuerdo en su memoria.